jueves, 17 de marzo de 2011
Lo que más cuesta, lo que más llena
Hay muchas cosas que cuestan en esta vida, incluso las más nimias, que en realidad son las más importantes: hacer esa llamada que tanto hemos prolongado, decir la verdad de lo que pensamos a los que más queremos, pedir ayuda cuando lo necesitamos, tomar decisiones que conllevan dolor para los que nos rodean,...
Pero hay veces que cuando reunes el valor necesario para hacerlo (un valor que se multiplica cuando los que están a tu lado te apoyan y te dan ese empujoncito necesario), una vez que la angustia y el dolor quedan atrás, cuando todo pasa y quedas desarmado, la sensación de libertad compensa con creces lo malo vivido...
Aún no del todo, pero ya casi casi
sábado, 15 de enero de 2011
...
- Por supuesto que no, ¡ser feliz es un coñazo!
- ¿Pero no echas de menos a alguien?
- ¿A alguien como quién?
- Como un novio…
- ¿Para qué?
- Para que te proteja…
- Ya tengo una puerta blindada…
- Ya… pero… pero estando sol.., ¿no te sientes un poco sola?
- Mi soledad y yo nos llevamos bien, no necesitamos que venga la soledad de otro y nos dé por saco.
- ¿No te gusta que te digan que te quieren?
- Sí, cuando te quiero significa “te quiero”, no cuando significa “me perteneces”, que es más o menos siempre.
- ¿Sabes? Me parece que no has estado nunca enamorada.
- ¿Y tú sí? ¿Me vas a decir que estás enamorada del tal Juanjo ese?
- Mmm… yo creo que sí.
- Crees que si… ¡O lo estás, o no lo estás! ¡Si yo estuviese enamorada de Juanjo no necesitaría media hora para pensarlo!
- Oye… que han sido tres segundos.
- Ni tres segundos ni nada. El amor no es algo que puedas poner en duda, es una ola que se te lleva por delante, un puño que te deja KO, un incendio que te abrasa por dentro.
- Me estás dando un poco de miedo.
- Es que el verdadero amor debería acojonarnos, debería destruirnos para resucitarnos después. Eso es para mí el amor. Y lo que tú llamas amor, es… pues… una imitación hecha en Taiwán.
- Vaya…
- ¿Vaya qué?
- ¡Vaya romántica estás hecha!
- Eh… Que yo te he insultado, ¿eh? ¡Vuelve a llamarme romántica y te mato!
De la película "Tensión sexual no resuelta" de Miguel Ángel Lamata
**Gracias Miry**
**Va por vosotras dos, porque me hizo mucha ilusión que el otro día me dijeráis que entrabáis cada día en mi blog con la esperanza de leer algo y que lo echabáis de menos. Os quiero un montón**
viernes, 26 de noviembre de 2010
Buscando mi ruta........
Pero ahora me encuentro en otra bifurcación del camino, en un punto doloroso. Sé lo que quiero ser, sé porqué quiero luchar. Pero las circunstancias no son las idóneas. Ese camino que elegí ha resultado ser una espiral y me encuentro un par de años después en el mismo lugar. Perdón, no en el mismo lugar, si me apuras peor. Soy más madura, he acumulado más experiencias, me he reafirmado en lo que quiero ser, tengo muy claro lo que quiero. Pero sigo parada esperando la oportunidad que no llega, la que me desanima, la que me hunde.
Y sólo espero, encontrar esa ruta que me permita continuar el camino.:¨.:¨.
viernes, 12 de noviembre de 2010
Búsqueda...
miércoles, 7 de julio de 2010
Ilusión
viernes, 25 de junio de 2010
David y la graduación de Patri
¿A qué es una monada?
Y hoy además es un día muy especial porque es la graduación de mi amiga Patri (otra enfermera peligrosa suelta por ahí, jajaja, aunque no hay nadie como ella poniendo la heparina) y otra cosa que también me da mucha mucha rabia perderme. Pero, en cuanto vuelva a Palencia, no pegaremos un fiestón de la pera y además estos Sanantolines va a temblar la ciudad. Muchas felicidades guapa. No sabes la pena que me da no estar allí. Estoy superorgullosa de ti. Te quiero un montón.
viernes, 18 de junio de 2010
I just wanna
Quiero ser importante para la gente que lo es para mí
Quiero llevarme a Palencia a toda la gente maravillosa que he conocido en el Sur
Quiero que por el día sea verano y por la noche invierno
Quiero que las cosas me salgan bien, para variar
Quiero quedarme en Córdoba más tiempo
Quiero que las despedidas no sean tan duras
Quiero dejar de pensar en lo que NO tengo y SÍ en lo que tengo
Quiero dejar de ponerme triste sin motivo
Quiero centrarme en lo que tengo que centrarme
Quiero dejar de querer lo quiero y no tengo
lunes, 14 de junio de 2010
Noche de tormenta
Sé que la tormenta está léjos. Lo sé porque me lo enseñastes tú. Eso de contar los segundos entre luz y trueno y luego multiplicar. Sí, me lo enseñastes tú. Y como cada noche de tormenta, me acuerdo de ti.
De cuando no nos hacíamos daño, de cuando éramos felices, de cuando la lluvia de la noche era la excusa para salir a la calle y calarnos y reírnos a carcajadas y besarnos mientras nos salpicabamos con los charcos.
Pero esta noche de tormenta es diferente, no es como las demás. Porque ésta es la última noche en que te recuerde, la última en la que vas a acudir a mi mente.
Porque tú decidiste seguir tu camino y yo no estaba en él.
Porque ya no tienes nada que yo quiera.
Porque he pasado más tiempo de mi vida sin ti, que contigo.
Porque es más grande el dolor que me has causado que las alegrías que diste.
Porque estoy harta de pensar en ti, cuando todo va mal.
Porque no te mereces mis lágrimas.
Porque ya no tengo más tiempo que dedicarte.
Porque por mucho que me enseñaras a cuanta distancia estaba la tormenta de nosotros, no me enseñaste a guarecerme de ella.
Y me ha costado mucho tiempo aprender a escapar de la lluvia.
jueves, 10 de junio de 2010
Fighting ourselves
miércoles, 9 de junio de 2010
Click
Y he decidido hacer un blog para compartir con vosotros algunos de esos instantes inolvidables para mí. Si queréis daros una vuelta, estáis invitados.
http://inmortalizandoinstantes.blogspot.com/
miércoles, 2 de junio de 2010
Nocturna
Es también mi hora preferida para pasear por Palencia (cómo la añoro ahora con este calor cordobés sofocante), cuando las calles principales están prácticamente vacías y te sientes dueño de cada adoquín, de cada farola, de cada arambol, de cada balconada.
Y parece que la ciudad vive para ti y las dificultades no existen y todos los sueños son posibles.
lunes, 31 de mayo de 2010
Once upon a time.....
martes, 27 de octubre de 2009
Máster

miércoles, 21 de octubre de 2009
El libro

miércoles, 14 de octubre de 2009
Piscina

domingo, 11 de octubre de 2009
Contrarios
sábado, 3 de octubre de 2009
Rodri, Baraka y feliz fin de semana
Y lleva unos cuantos días diciendome que tengo que ver un documental que seguro que me iba a encantar y por una cosa o por la otra no me ha sido posible hasta hoy. Y la verdad es que es una pasada. No sé si lo habréis visto ya (lo mismo creo que he descubierto el mundo y ya todos lo conocéis). Se llama Baraka que viene a significar "bendecido" y es un paseo visual y sonoro durante algo más de una hora, por la grandiosidad del planeta, con música de todos los lugares del mundo que se acoplando de forma majestuosa a las imágenes y que nos permite viajar a lugares alucinantes sin movernos de la silla. Os dejo el trailer para que le echéis un vistazo y si tenéis un ratito no dudéis en verlo entero (las 10 partes en las que se ha divido están colgadas en el youtube).
Que disfrutéis y que paséis un buen fin de semana.
sábado, 26 de septiembre de 2009
21 de Septiembre
A Fernando lo veo casi cada día cuando estoy en Palencia. A eso de las 8 de la tarde cuando voy a buscar a mi madre al trabajo, me lo encuentro siempre. Lleva a su madre del brazo y dan un paseo por los alrededores de la casa de ésta. Su madre padece desde hace algunos años Alzheimer, ya no recuerda quien es, como ha sido su vida, si es feliz, los colores, ni tan siquiera los nombres de sus hijos o nietos.
Pero Fernando todos los días, religiosamente, agarra a su madre del brazo y da un paseo mientras le cuenta su día a día, las cosas de sus hijos o historias del pasado que quizá ella misma le contó a él. Ella normalmente atiende silenciosa, quien sabe pensando en qué.
Pero hay días, en los que salta el resorte y ella responde a sus explicaciones con extraordinaria lucidez, conversando, dando datos, llamándole Fernando. Esto suele durar minutos en él mejor de los casos, y luego vuelve a ese mundo olvidadizo en el que se encuentra anclada.
Pero para Fernando es suficiente. Esos segundos compensan todas las tardes en silencio. Esos días son extraordinarios.
Fernando continuará paseando a su madre, esperando a que ese rayo de sol, inunde su mente por unos instantes.
*El pasado 21 de Septiembre fue el día Mundial del Alzheimer. La historia de Fernando es real, pero hay miles, millones de héroes anónimos que luchan cada día con esta enfermedad.
miércoles, 9 de septiembre de 2009
Gran día
viernes, 4 de septiembre de 2009
Pájaros

Es pequeño, de largas plumas anaranjadas en la cola, aunque el resto de su cuerpo, comparte color con el carbón.
Hay un pájaro en mi ventana.
Trina melodías desconocidas, que quizá aprendió en lugares dispares.
Hay un pájaro en mi ventana.
Y me quedo quieta, no cambio de postura mi cuerpo, ni tan siquiera respiro, por miedo a que extienda sus alas y se vaya.
Tampoco me quiero mover mucho, por si esta sensación de que todo está bien en mi mundo, que nada va a ir mal, que lo que me rodea es perfecto, se desvanece y echa a volar.
Hay un pájaro en mi ventana.
Y mientras siga aquí, me quedaré quieta mirándolo y disfrutándolo, hasta que se vuelva a marchar.
Foto: Flickr
Hegoak ebaki banizkio
Si le hubiera cortado las alas
miércoles, 26 de agosto de 2009
My blueberry nights
¿Quién no se ha dado cuenta de cuanto amaba a alguien, cuando lo ha perdido para siempre?
¿Quién no ha tenido un sueño y cuando se ha cumplido ha perdido todo su encanto?
¿Quién alguna vez, voluntaria o involuntariamente, no ha hecho daño a la persona que más ama?
¿Quién no ha confesado con más facilidad sus sentimientos a un desconocido que a un amigo cercano?
¿Quién al evocar un pasaje muy feliz de su vida no ha dudado si fue real o inventado?
¿Quién no se ha equivocado y ha rectificado mil veces en su vida?
¿Quién no ha recorrido miles de kilómetros buscando la felicidad sólo para darse cuenta de que la tenía justo al lado?
lunes, 17 de agosto de 2009
La habitación del hijo
LA HABITACIÓN DEL HIJO
Lo conoce mejor que a ella misma. O creía conocerlo, porque el joven silencioso y reservado que ahora vive en la casa le parece, en ocasiones, un extraño. El niño dejó de serlo hace tiempo. A veces, cuando está fuera, la madre se queda un rato en su habitación, callada, mirando los objetos, los libros –ella compró los primeros y los puso allí, soñando con el lector que alguna vez sería–, las fotos de amigos, de chicas. Las medallas que ganó en el colegio, tenaz, esforzado. Valiente como ella procuró enseñarle a ser. Con el ejemplo del padre: un buen hombre que nunca dice tres frases seguidas, pero que jamás faltó a su deber, ni hizo nada que no fuera honrado. Que educó al hijo con más ejemplos que palabras. Inmóvil en la habitación, aspira su olor. Desde hace mucho es seco, masculino. Distinto del que tanto añora: aroma de cuerpecito menudo en pijama, olorcillo a carne tibia, casi a fiebre. A bebé y niño pequeño, que con el tiempo se desvanece y no regresa nunca. El crío que aparecía en la cama a medianoche con las mejillas húmedas, después de una pesadilla, para refugiarse a su lado, entre las sábanas. Quizá algún día recupere ese olor con un nieto, o una nieta. Con otro cuerpecito al que estrechar entre los brazos. Ojalá no esté demasiado mayor para entonces, piensa. Que aún tenga fuerza y salud para ocuparse de él, o de ella. Para disfrutarlos. Libros. Hay muchos en la habitación, y jalonan veinticinco años de una vida. Infantiles, aventuras, viajes, textos escolares, materias universitarias, novela, ensayo, arte, historia. Desde niño, leyéndole cuentos e historietas, orientándolo con cautela, ella fue transmitiéndole el amor por la palabra escrita. La puerta maravillosa a mundos y vidas que acaban por multiplicar la propia: aspiraciones, sueños, anhelos cuajados en largas horas de lectura y templados en la imaginación. La intensidad de una mirada joven que explora el mundo en el descubrimiento de sí misma. Estos libros llevaron al muchacho a reconocerse entre los demás, a moverse con seguridad por el territorio exterior, a descubrir y planear un futuro. A estudiar una carrera bella y poco práctica, relacionada con la lengua, el pasado, el arte y la historia. A licenciarse en sueños maravillosos. En cultura y memoria. Ahora ella, inquieta, se pregunta si hizo bien. Si la lucidez que estos libros dieron a su hijo no sirve más bien para atormentarlo. Lo sospecha al verlo salir de casa para entrevistas de trabajo de las que siempre vuelve hosco, derrotado. Cuando lo ve teclear en el ordenador buscando un resquicio imposible por donde introducirse y empezar una vida propia: la que soñó. Cuando lo ve callado, ausente, abrumado por el rechazo, la impotencia, la falta de esperanza que pronto sustituye, en su generación, a las ilusiones iniciales. Recuerda a los amigos que empezaron juntos la carrera animándose entre sí, dispuestos a comerse el mundo, a vivir lo que libros y juventud anunciaban gozosos. Cómo fueron desertando uno tras otro, desmotivados, hartos de profesores incompetentes o egoístas, de un sistema académico absurdo, injusto, estancado en sí mismo. De una universidad ajena a la realidad práctica, convertida en taifas de vanidades, incompetencia y desvergüenza. Pese a todo, su hijo aguantó hasta el final. Fue de los pocos: acabó los estudios. Licenciado en tal o cual. Un título. Una expectativa fugaz. Luego vino el choque con la realidad. La ausencia absoluta de oportunidades. El peregrinaje agotador en busca de trabajo. Los cientos de currículum enviados, el esfuerzo continuo e inútil. Y al fin, la resignación inevitable. El silencio. Tantas horas, días, años, de esfuerzo sin sentido. La urgencia de aferrarse a cualquier cosa. Hace una semana, cuando llenaba el formulario para solicitar un trabajo de dependiente en una tienda de ropa de marca, el consejo desolador de un amigo: «No pongas que tienes título universitario. Nadie emplea a gente que pueda causarle problemas». Tocando los libros en sus estantes, la madre se pregunta si fue ella quien se equivocó. Si no tendría razón su marido al sostener que no está el mundo para chicos con sueños en la cabeza y libros bajo el brazo. Si al pretenderlo culto y lúcido no lo hizo diferente, vulnerable. Expuesto a la infelicidad, la barbarie, el frío intenso que hace afuera. Es entonces cuando, abriendo un libro al azar, encuentra unas líneas subrayadas –a lápiz y no con bolígrafo ni marcador, ella siempre insistió en eso desde que él era pequeño–: «En el mar puedes hacerlo todo bien, según las reglas, y aun así el mar te matará. Pero si eres buen marino, al menos sabrás dónde te encuentras en el momento de morir». Se queda un instante con el libro abierto, pensativa. Releyendo esas líneas. Después lo cierra despacio, devolviéndolo a su lugar. Y sonríe mientras lo hace. Una sonrisa pensativa. Dulce. Tal vez no se equivocó por completo, concluye. O no tanto como cree. Puede que él forjara sus propias armas para sobrevivir, después de todo. Quizá mereció la pena.
Arturo Pérez-Reverte
Extraído de http://www.xlsemanal.com/