viernes, 28 de septiembre de 2007

Go to Malta

Bueno pues solamente despedirme de vosotros porque me voy para Malta mañana. Desde allí intentaré postear y contaros como es aquello y también, porque no decirlo, para daros un poco de envidia.

Pero antes de iros quiero enseñaros las zapatillas que me acabo de comprar y con las que voy a recorrerme la isla.


Son bonitas, eh!

Y por último una muy mala noticia (chicas no lloréis). Desde esta mañana están haciendo obras en el terreno de enfrente de mi casa donde todos los años veíamos la hoguera de San Juan. Pues ahora va aconvertirse en un Centro de Día para los abuelillos del barrio, lo cuál me parece estupendo. Pero me da mucha pena que nos quiten de aquí la hoguera después de tanto tiempo. Lo echaremos de menos.


Pues nada espero daros noticias muy pronto desde allí. Sed felices.


PD:Hay algún problema con el autoplay de las canciones así que no dejéis de escuchar la que hay puesta en el lado derecho.

Ley de Memoria Histórica

En estos días se está debatiendo en el Congreso la creación de una Ley de Memoria Histórica. Esta Ley es necesaria desde mi punto de vista para reconocer a todos aquellos que lucharon por aquel gobierno republicano que era legitimo, que se opusieron contra aquellos que se sublevaron contra el gobierno elegido democráticamente y que fueron fusilados, ajusticiados y denostados durante el franquismo. Esta Ley dignifica a aquellos que durante años fueron tachados de enemigos de la patria, de conspiradores, solamente por haber defendido un gobierno votado con libertad. Por ello es necesaria esta Ley. Este artículo del historiador Julián Casanova resume perfectamente las razones de la necesidad de crear esta Ley. No es una cuestión de justicia, ni de venganza, sino de devolver la dignidad a aquellos a los que fue arrebatada.

"Los pasados traumáticos, de guerras y dictaduras, suelen provocar conflictos entre diferentes memorias, individuales y de grupos, entre distintas maneras de mirar a la historia. Aunque a muchos españoles les parece que eso de tener memorias divididas y enfrentadas sólo nos pasa a nosotros, en realidad esa fractura ha ocurrido y ocurre en todos los países que sufrieron regímenes políticos criminales, como la Alemania nazi, la Rusia estalinista, las dictaduras militares del Cono Sur o la España de Franco. En esos casos, como declaró hace ya dos décadas el historiador conservador alemán Ernst Nolte a propósito del nazismo, el pasado no quiere irse. Y la memoria histórica, lejos de ser un terreno neutro, se convierte en un campo de batalla cultural, de apropiación de símbolos, y político. En ello estamos ahora en España, más de treinta años después de la muerte de Franco.

La sociedad que salió del franquismo y la que creció en las dos primeras décadas de la democracia mostraron índices elevados de indiferencia hacia la causa de las víctimas de la Guerra Civil y de la dictadura. Por diversas razones, ampliamente debatidas, la lucha por desenterrar el pasado oculto, el conocimiento de la verdad y la petición de justicia nunca fueron señas de identidad de la transición a la democracia en España, pese al esfuerzo de bastantes historiadores por analizar aquellos hechos para comprenderlos y transmitirlos a las generaciones futuras.

España estaba llena de lugares de la memoria de los vencedores de la Guerra Civil, con el Valle de los Caídos en primer plano, lugares para desafiar "al tiempo y al olvido", como decían los franquistas, homenaje al sacrificio de los "héroes y mártires de la Cruzada". Los otros muertos, las decenas de miles de rojos e infieles asesinados durante la guerra y la posguerra, no existían. Pero ni los gobiernos ni los partidos democráticos parecían interesados en generar un espacio de debate sobre la necesidad de reparar esa injusticia. Y tampoco había una presión social fuerte para evitar ese olvido oficial de los crímenes de la dictadura franquista.

Todo eso empezó a cambiar, lentamente, durante la segunda mitad de los años noventa, cuando salieron a la luz hechos y datos desconocidos sobre las víctimas de la Guerra Civil y de la violencia franquista, que coincidían con la importancia que en el plano internacional iban adquiriendo los debates sobre los derechos humanos y las memorias de guerras y dictaduras, tras el final de la guerra fría y la desaparición de los regímenes comunistas de Europa del Este. Surgió así una nueva construcción social del recuerdo. Una parte de la sociedad civil comenzó a movilizarse, se crearon asociaciones para la recuperación de la memoria histórica, se abrieron fosas en busca de los restos de los muertos que nunca fueron registrados, y los descendientes de los asesinados por los franquistas, sus nietos más que sus hijos, se preguntaron qué había pasado, por qué esa historia de muerte y humillación se había ocultado y quiénes habían sido los verdugos. El pasado se obstinaba en quedarse con nosotros, en no irse, aunque las acciones para preservar y transmitir la memoria de esas víctimas, y sobre todo para que tuvieran un reconocimiento público y una reparación moral, encontraron muchos obstáculos. Con el Partido Popular en el poder, no hubo ninguna posibilidad. Mientras tanto, en esos años finales del siglo XX y en los primeros del XXI, varios cientos de eclesiásticos "martirizados" durante la Guerra Civil fueron beatificados. Todo seguía igual: honor y gloria para unos y silencio y humillación para otros.

La llegada al Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero abrió un nuevo ciclo. Por primera vez en la historia de la democracia, una democracia que cumplía ya treinta años, el poder político tomaba la iniciativa para reparar esa injusticia histórica. Ése era el principal significado del proyecto de ley presentado a finales de julio de 2006, conocido como Ley de Memoria Histórica. Con una ley, la memoria adquiriría una discusión pública sin precedentes y el pasado se convertiría en una lección para el presente y el futuro. El proyecto no entra en las diferentes interpretaciones del pasado, no intenta delimitar responsabilidades ni decidir sobre los culpables. Y tampoco ha creado una Comisión de la Verdad que, como en otros países, registre los mecanismos de muerte, violencia y tortura, e identifique a las víctimas y a sus verdugos. Aun así, ha encontrado airadas reacciones políticas de la derecha (Mariano Rajoy declaró que anularía la ley cuando el PP llegara al Gobierno), de la Iglesia católica y de sus medios de comunicación. Esquerra Republicana no lo apoya porque exige la anulación de los juicios del franquismo, y los nacionalistas vascos y catalanes ponen también sus condiciones: los primeros, la devolución de los documentos del Gobierno vasco que se conservan en el Archivo de Salamanca; los segundos, un reconocimiento más claro de los abusos y de la violencia en el bando republicano. Más de un año después de ser presentado el proyecto, todavía no ha podido aprobarse como ley en el Congreso de los Diputados.

La democracia española necesita esa ley. Una ley que integre las diversas memorias, pero que asuma que sólo las víctimas de la represión de los militares sublevados contra la República y de la violencia de la dictadura de Franco necesitan la reparación moral y el reconocimiento jurídico y político después de tantos años de vergonzosa marginación. Una ley que condene a la dictadura franquista y declare ilegítimos a sus órganos represores, desde el Tribunal de Responsabilidades Políticas hasta el Tribunal de Orden Público, y a las sentencias emanadas de ellos. No debería haber ninguna duda en la ilegitimidad de origen de ese sistema de terror institucionalizado, investigado con rigor y detalle en los últimos años por decenas de historiadores.

El olvido oficial, que es lo que sigue presente en España, no hará desaparecer el recuerdo de las víctimas, porque nadie ha encontrado todavía la fórmula para borrar los pasados traumáticos, que vuelven a la superficie una y otra vez. El futuro de la memoria pasa por transmitir esas experiencias de violencia política y de violación de los derechos humanos a nuestros jóvenes, a quienes no formaron parte de esa historia. Algunos dicen que ya vale, que estamos hartos de memoria, de guerra, de historia, aunque nunca nos hartemos de fútbol o del chismorreo que domina la programación televisiva. Nos pasará como a Ireneo Funes, el personaje del cuento de Jorge Luis Borges Funes el memorioso, capaz de aprender muchas cosas, pero incapaz de pensar. España la memoriosa: mucho recuerdo, pero sin justicia ni verdad. Y sin ley."

miércoles, 26 de septiembre de 2007

El mileniarismo va a llegaaaaar


Este fin de semana lo he pasado en Segovia (foto de Justino Díez). Aunque realmente la mayor parte del tiempo hemos estado en San Ildefonso. Y allí he celebrado que me caían 22. A mi el palacio de La Granja siempre me ha encantado. Y cuando Noe y Héctor nos invitaron a pasar el finde allí, no hubo dudas. Genial compañía en estupendo lugar. Y encima luego se apuntó Joanna, así que no se podía pedir más. Y me lo pasé genial. El sábado salimos a cenar y acabamos en un chino, y si dicen que reír alarga la vida, debimos de ganarle unos 5 años a la parca. Y luego al llegar a casa nos acordamos del vídeo del mileniarismo de Arrabal (momento televisivo español de gran relevancia) y estuvimos casi una hora riendonos hasta casi llorar sólo de imaginarlo. Así que muchas gracias a los tres por este finde tan genial.

miércoles, 19 de septiembre de 2007

Llamada del pasado

Hoy he recibido una llamada de mi pasado. Iba en el coche y una voz, que siento confesar que no reconocí, me ha preguntado que qué tal me iba, que cómo estaba todo. Después de un rato ya caí en la cuenta de que era Helena, una amiga que conocí la primera vez que estuve en Tiermes. Hacía un par de años que no hablaba con ella. Estaba en Valladolid y me llamaba para ver cómo estaba y por si podíamos quedar para vernos. Y es una pena, porque tengo unas anginas que para que y sintiendolo mucho no he podido verla. Pero ahora que está en España, después de su aventura italiana restaurando mosaicos, seguro que la veré pronto. Con ella me corrí mil juergas, era mi compañera de fiestas. Era el verano del 2004 y nos pasabamos todo el día de risas, traduciendo el "Quelqu'un m'a dit" de Carla Bruni y hablando de mil y un temas. Por la tarde ibamos a lavar ropa y enterarnos de los cotilleos de la excavación y siempre se nos unian David y Jaime. Y recuerdo mi primer Plenilunio y aquellas fiestas de Torresuso cuando nosotras, que habíamos salido a las 10 del yacimiento y habíamos ido a Carrascosa de Arriba de invitadas al bar para acabar la bebida de fiestas, llegamos bastante perjudicadas y montamos un show en la plaza del pueblo que todavía se debe de comentar. Así que me ha alegrado mucho volver a saber de Helena. Y recordar aquellos días.

jueves, 13 de septiembre de 2007

Un miércoles cualquiera...

En principio los miércoles son esos días en mitad de la semana que suelen ser un poco insulsos. Aunque no son odiados como los lunes, tampoco son deseados como los viernes, sábados o domingos. Por eso ayer me disponía a ver Lituania- Eslovenia en la Sexta con Itu, Montes y el mudo Epi. En esto recibo una llamada de mi amiga María. Que si iba a dar una vuelta con ella (todo esto en mitad de un ataque de risa que nos dio). Así que deje el Eurobasket, me vestí y salí dispuesta a dar un vuelta. Esa vuelta se complicó y cerramos casi 5 bares. Palencia un miércoles no tiene lo que se dice mucha fiesta y si a eso le sumamos que son las fiestas de Pucela, aún menos. Aún así siempre hay borrachos vengativos gritando a todo el mundo: "Yo no os mataré, pero mis hijos sí" o "Puto rojo capitalista de mierda" o "Te voy a fusilar a puñaladas". Así somos aquí.
Y un miércoles es, al parecer, el día perfecto para salir, pasarlo bien y hablar de las cosas importantes de la vida, como que ahora todas las pelis se graban en HD (High Definition) y que si no lo controlas estás perdido o de cómo recrear un castillo y dar jornadas medievales o que un quinto (botellín de cerveza u otra bebida con capacidad para 20 cl.) es el envase perfecto según Sergio porque es la única forma de que la cerveza esté en óptimas condiciones de temperatura, textura y sabor o esa discusión encarnizada Mahou vs. Estrella. Así que lo pasé genial, en un día que aparentemente no había nada que hacer. Gracias María. A ti y también a Pablito.
Y de fondo una canción muy especial.