miércoles, 7 de julio de 2010

Ilusión

Durante estos partidos del Mundial, lo primero que he hecho cuando acababa cada encuentro de España, ha sido llamar a mi padre. Para mi el fútbol, entre otras muchas cosas, es mi padre. Es el rato de mi padre, después de una larga jornada de trabajo, cenando, viendo un partido. Mi padre almacena en su mente datos futbolísticos, entre otros muchos de otros deportes y de temas varios, que intimidarían a cualquier experto. Cuando jugamos al trivial, yo voy siempre con él, para superar las temidas preguntas naranjas. Y desde siempre ver partidos de fútbol, es para mí pasar un rato agradable a su lado. Él no es el típico forofo, es muy muy crítico con su equipo, es muy objetivo con ellos. Además sabe muy bien de que va ese mundo, ya que jugó muchos años, hasta que una lesión le impidió continuar. Y por lo que dicen era muy bueno. Por eso estos días, cuando todos estamos muy ilusionados, expectantes, me encantaría estar en Palencia viendolos con él. Al menos tengo aquí a mi hermana, que también es muy forofa. A veces pienso que si hubiera tenido dos hijos, lo mismo no hubieran sido tan futboleras. Y el otro día cuando ganamos a Paraguay, lo llamamos. Y nos cogió el teléfono muy emocionado, diciendonos con mucha ilusión, que teníamos mucha suerte porque con tan poco edad, ya habíamos visto ganar a nuestra Selección una Eurocopa y jugar unas semifinales de un Mundial. Creo que fue en ese momento cuando me di cuenta de que estabamos verdaderamente ante un momento único. Así que hoy nos sentaremos a ver un gran partido frente a Alemania. Ojalá ganemos. Desde luego tenemos equipo para ello. Pero sí perdemos, cuando llame a mi padre seguro que me dirá, tranquila hija, que ya, hemos hecho historia.